Este pasado fin de semana tanto PP-Rajoy como PSOE-Zapatero han iniciado la precampaña electoral y en sus promesas electorales han puesto el listón muy alto, a la vez que han dibujado el terreno en donde se va a centrar la lucha electoral, sera en la economía, pero sobre todo en una parte de esa economía, la doméstica o familiar.

La gran promesa ha sido sin duda la de José Luis Rodríguez Zapatero, si yo gano las elecciones de marzo recibirán 400 euros en junio. Promesa electoralista, clara, concreta y de fácil comprobación llegado el momento. Pura demagogia.

Liberar fondos públicos de esta manera no es más que una compra masiva de votos, esto no demuestra que ahorrar es bueno, algo que todos sabemos y que muy pocos podemos practicar.

Si está basado en los contribuyentes, no es justo una devolución de impuestos lineal, lo justo es que sea como el mismo sistema fiscal, progresivo. Se excluye a los no contribuyentes, la capa social más baja y la que más necesita estos regalos.

Con este tipo de medias populistas se fomenta el consumo, pero dura lo que duran 400 euros en la cartera, y después nos quedamos como antes. La inversión pública en infraestructuras y servicios tiene un mayor valor añadido, pero claro no tiene un efecto electoral inmediato.

El PP no se ha quedado atrás, pero al no disponer de los fondos públicos, acude a promesas de alto riesgo. Rajoy apuesta por el pleno empleo y las guarderías. Prometer 2.2 millones de puestos de trabajo y 400.000 plazas de guarderías infantiles en el caso de ganar las elecciones, si le añadimos la promesa de rebaja de impuestos y subida de pensiones, estamos ante un combinado de promesas electorales, potentes, aunque no tan claras, cuantificables y comprobables que la promesa estrella de los 400 euros.

La subasta electoral no ha hecho más que empezar, continuaremos…