Foto | lavozdegalicia.es
En la foto el príncipe Enrique a su regreso al Reino Unido, después de conocerse públicamente su participación en misiones militares en Afganistán. El príncipe regresa cabreado, al tener que dar por concluida su participación en el juego de la guerra. Tenía prevista una estancia en Afganistán de cuatro meses y a quedada reducida a 10 semanas.
Pactos y culpables.
Culpable de su precipitado regreso, algunas páginas en Internet de Australia, Estados Unidos y Alemania, que no han guardado el oportuno silencio, tal y como se había pactado con la prensa británica.
El pacto entre la prensa y ejercito -ambos británicos- incluía reportajes y entrevistas con el príncipe durante su estancia en Afganistán, lo que significa tener casi permanentemente un cámara siguiéndole.
Derechos y negocios.
Una vez más, se ha demostrado que el derecho de los ciudadanos a conocer las actividades de sus gobernantes, acaba pisoteado ante los enormes beneficios que los medios obtienen con los famosos y las realezas europeas, que hacen vender más periódicos y revistas y disparan las audiencias de las televisiones.
También se demuestra que el poder político, tiene la capacidad de hacer callar o comprar a la prensa, aunque sea por poco tiempo.
Patético Harry. O curioso é que se cre que fixo un acto de valentía. Nada máis lonxe. Guerra no século XXI. Este aínda non saiu da Idade Media e das cruzadas……..
Hola. Non me cabe na cachola que a unha noticia cómo esta se lle dea tanta bombo. Ata tal punto que abriu algún que outro telexornal. Con éste comentario participo eu tamén na súa divulgación, pero tiña que facelo.
Un saúdo dende Iruña
Como decimos aquí:» Esgarrifós, tot plegat» ( » Aterrador, en conjunto»)
A mí este pobre muchacho me da pena, ya sé que no debería, que su vida será siempre mil veces mejor que la mía, pero me da pena.
Y los políticos en general y esos que se llaman periodistas del corazón, asco.