[Música] | Joaquín Sabina | Y nos dieron las 10…

Joaquín Sabina nació en Ubeda (Jaén) en 1949, hijo de un policía. A los catorce años comienza a escribir versos y a tocar con unos amigos. En 1968 Joaquín Sabina inicia estudios en la Universidad de Granada, pero los deja poco después para exiliarse en Londres, donde vivió como «okupa» y colaboró con otros exiliados en movimientos culturales y teatrales.
En 1975 Joaquín Sabina comienza a componer canciones y a tocar en locales. En 1977, tras la dictadura, regresa a España, donde tiene que realizar el servicio militar. Por fin, en 1978, se publica el primer disco de Sabina, «Inventario»….[+ información: todomusica.org]

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Fue en un pueblo con mar
una noche después de un concierto;
tú reinabas detrás
de la barra del único bar que vimos abierto
-”Cántame una canción
al oído y te pongo un cubata”-
-”Con una condición:
que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata”-
loco por conocer
los secretos de su dormitorio
esa noche canté
al piano del amanecer todo mi repertorio.
Los clientes del bar
uno a uno se fueron marchando,
tú saliste a cerrar,
yo me dije:
“Cuidado, chaval, te estas enamorando”,
luego todo pasó
de repente, su dedo en mi espalda
dibujo un corazón
y mi mano le correspondió debajo de tu falda;
caminito al hostal
nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar,
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola…
Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.
Nos dijimos adiós,
ojalá que volvamos a vernos
el verano acabó
el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno,
y a tu pueblo el azar
otra vez el verano siguiente
me llevó, y al final
del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente,
y no halle quien de ti
me dijera ni media palabra,
parecía como si
me quisiera gastar el destino una broma macabra.
No había nadie detrás
de la barra del otro verano.
Y en lugar de tu bar
me encontré una sucursal del Banco Hispano Americano,
tu memoria vengué
a pedradas contra los cristales,
-”Se que no lo soñé”-
protestaba mientras me esposaban los municipales
en mi declaración
alegué que llevaba tres copas
y empecé esta canción
en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa
Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.

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Joaquín Sabina, poeta y músico, mucho Sabina