Aclarar que el título de esta entrada no es mio, es del amigo Manuel Ortiz, autor de la recomendable bitácora Apuntes de bolsillo y que desde hoy publica en Libro de Notas una colaboración mensual – el día 14- bajo el título La trituradora porcentual [RSS], que quiere ser un manual de pseudo economía.
La primera entrada lleva el título al que hacemos referencia y recomiendo su lectura, comienza:
La pregunta es la siguiente: ¿Para qué sirve un Banco? Observe el lector inteligente que hemos escrito Banco con inicial mayúscula para atajar cualquier posible confusión: todo el mundo sabe que un banco con minúscula es ese asiento alargado, con o sin respaldo, en el que duermen los borrachos en los parques sus excesos de Don Simón. He de hacer constancia ―ahora que todavía estamos a tiempo―, de que en esta sección de economía imbécil será habitual que aparezcan los nombres de muchas empresas y marcas. Y al hilo de lo que pretendemos explicar en un futuro, nada mejor que sea Don Simón la primera que quede reseñada. Aclaradas, pues, estas pequeñas cuestiones preliminares, procedamos a reformularnos la pregunta que de verdad nos trae aquí. Decíamos: “¿Para qué sirve un Banco?”. [ continuar leyendo en Para que sirve un Banco o ¿dónde está mi dinero?]
Un amigo mío dice que sirven para atracarlos. No le falta razón: ojo por ojo, diente por diente. Saludos.