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Hace unos días nos enteramos por los medios de comunicación que en Cuba el ministro de Comercio firmó una resolución que señala, que a partir del 1 de abril, se pondrá fin a la prohibición de la venta al público cubano de ordenadores y sus accesorios, así como equipos de reproducción de vídeo y ollas a presión. El gobierno de Raúl Castro quiso demostrar sus primeras medidas aperturistas, solo económicas, de momento. De poco sirve esta mediada si un cubano para comprar un ordenador -en una tienda del estado- necesita el sueldo de seis años.
Hoy la empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA), anuncia que se autorizará el servicio de teléfonos móviles a los cubanos, hasta ahora solo permitido a empresas, funcionarios del gobierno y extranjeros.
Son pequeños pasos, pero parece medidas de maquillaje más que liberalizadoras.