Hoy, martes y 13, las portadas de la prensa nacional titularán todas, más o menos, «El Supremo reduce de 12 a 3 años de cárcel la condena a De Juana Chaos».
Millones de españoles se dirigen caminando o en un medio de transporte público a sus puestos de trabajo. Reciben uno de los tantos gratuitos que se reparten en las grandes ciudades. Ante sus ojos aparece un titular semejante al mencionado anteriormente. La primera reacción será apretar con mayor fuerza el diario que acaba de recibir a la vez que, casi seguro, una blasfemia se hace irrefrenable al menos en su interior. Acelera el paso para llegar a su puesto de trabajo y encontrarse con su compañero. Al verlo, se desahoga, «has visto que mierda de justicia tenemos» y después «Buenos días». Comienza así un día que le chillarán los oídos a Zapatero, al ministro de Justicia y a los jueces por la inimaginable cantidad de insultos que saldrán de las bocas de muchos españoles.
Mi padre me decía, el lunes 12 antes de cenar, que nadie con dos dedos de frente y un poco de sentido común puede explicar que el responsable de 25 asesinatos, condenado a 3.000 años de cárcel, cumpla 18 años de prisión, ni se arrepienta, y seguramente en unos meses quedará libre. Y una vez más mi padre tiene razón. En ocasiones la justicia es difícil de entender.