Estos días la Iglesia -perdón, la jerarquía de la Iglesia- vuelve a meterse en campaña electoral y el gobierno y el PSOE vuelven a cometer la misma torpeza de las anteriores elecciones municipales, responder a la provocación de los obispos, dándole así más protagonismo y peso en la sociedad del que realmente tienen. Hay sobre este tema dos artículos para su lectura, en dos blogs:
Im-pulso: ¿Por qué se enfada el PSOE ante la actitud de la Iglesia? y
MigraMundo: Siervos de alianzas criminales
Yo este sábado por la tarde he conocido otra iglesia, la de base, la de los misioneros, la auténtica. Os cuento. He conocido al Padre Florian de 42 años, un gallego de Polonia, que con el Padre Manuel de 45 años, otro gallego pero de España, Gondomar, se encargan de dos parroquias de Managua (Nicaragua) y ambos asisten y ayudan a más de 1.000 familias que malviven en el basurero municipal de Managua, conocido con el nombre de La Chureka.
Hacen de médicos y de maestros -la medicina y la escuela oficial no van a esa sitio- ayudan a mantener en pie «viviendas» con plásticos, latas, cartones y maderas, aunque carecen de agua y energía, reparten preservativos entre las familias y los jóvenes, para evitar embarazos no deseados y prevenir enfermedades como el sida, y otras muchas funciones que los gobiernos nacional y municipal no hacen, y ni las ONG´s llegan hasta esta tierra.
El Padre Florian pasa unos días en Galicia reuniendo algunos recursos de todo tipo para llevárselos a Nicaragua, la situación allí, la explicaba con esta conversación, la víspera de su viaje a Europa, entre él y Oscar un niño de 12 años habitante del basurero:
– Padre Florian, ¿va a volver?.
– Si Oscar , volveré en dos meses.
– Podría traerme un regalo de España.
– Dime Oscar, que quieres que te traiga.
– Podría traerme una manzana verde.
Mi admiración y respeto a todas las personas, misioneros o no, que deciden pasar su vida ayudando a los que más lo necesitan.
Efectivamente, esta gente son las que nos hace seguir creyendo en el ser humano. Merecen toda nuestra admiración y respeto.
A mí también me ha emocionado el niño. Cruda realidad.
Saludos.
Preciosa entrada eifonso.
Al final siempre acabo convencido de que son nombres propios los que dignifican a los grupos, y a pesar de estos mismo.
un abrzo.
Completamente de acuerdo.
Me ha gustado el post. Me identifico con él… y aprecio a estos religiosos entregados. La «Iglesia» oficial es, aparte de una entelequia, un nido de vívoras.
El final del post me ha hecho llorar una lagrimita… esa frase del niño… lo siento, pero ando pelín sensible.
Nos vemos 😉