Vigo, primer domingo de agosto, normalmente un día muy caluroso. Entre 200.000 y 300.000 personas, sin convocatoria previa, sin ningún tipo de campaña publicitaria, de todas las edades, de todas las condiciones sociales, económicas y culturales y con todo tipo de creencias, tienen esa fecha muy bien anotada en su agenda mental, es el día del Cristo de la Victoria.
Es una sencilla talla, de mayor o menor valor artístico pero con un alto valor emocional, basado en una historia o leyenda popular. No es la doctrina, ni la liturgia, ni el boato a que nos tiene acostumbrados la iglesia católica, la que moviliza esta ingente cantidad de personas, incluso algunas, el resto del año, no pisan una iglesia. Para mí el éxito de semejante poder de convocatoria radica en eso, en la sencillez de un acto emanado totalmente del pueblo.
Basándome en esa sencillez, me atrevo en nombre de todos los que participamos de alguna manera en el día a día digital, pedirle al Cristo de la Victoria que proteja a toda la blogosfera de los enemigos y maldades que le acechan y que la ayude a crecer en cantidad y en calidad.
[Foto tomada de La Voz de Galicia]
Tus buenos deseos son loables, pero manifestaciones como la que comentas son propias del siglo XV…
Comparto tus deseos, pero con respecto a las procesiones y su poder de convocatoria, pues vaya, me recuerda a los fanaticos religiosos. No entiendo las procesiones ni las adoraciones a imágenes, ya sean budas o Cristos. Me parece algo muy primitivo. Pero bueno, cada uno, con su locura…
Veo que has regresado de tus vacaciones, que te sea leve…
1 saludo!
bueno, que así sea! bicos…
Que pronto se acaba la buena vida. Me alegro de que hayas acabado las vacaciones y vuelvas a publicar.
jeje
¡Soy un cabrón, feliz regreso a la blogosfera!
Hágase tu palabra, amigo, tanto en la tierra como en la blogosfera, que el maligno se ocupe de otros menesteres más mundanos (como hasta el momento), y que aquí reine la sabiduría y la inspiración.
Saludos y gracias por tu visita.
Amén