Escribe Ramón Lobo en su «En la boca del lobo«.
… En la industria periodística hemos encontrado un culpable perfecto: Internet y su pernicioso efecto colateral de quebrar la costumbre de que por las malas noticias se paga, algo que ha sostenido economicamente a decenas de miles de periódicos y financiado viajes, seguros y sueldos de periodistas a lugares en conflicto, entre ellos el mío.
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Los gurús más aventajados manejan fechas de la defunción del papel y los jóvenes internautas (no todos, pero muchos) sueñan con la desaparición de los grandes periódicos como si ése hueco inmenso lo pudieran ocupar de la noche a la mañana sus blogs y páginas web caseras. Llevará tiempo y está por ver que suceda. El buen periodismo es caro: exige prestigio y el prestigio necesita de años de hacer las cosas bien. No hay combate papel-digital, la guerra debería estar entre el buen periodismo y el malo, el que nos desprestigia a todos.
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